Publicado el 14 junio 2012 por Ediah1980
Hace unos 15 años aquí en Santa Eulàlia en un pequeño local en la calle Aprestadora, Rosa Tarrès, una psicóloga que trabaja para el Ayuntamiento empezó un proyecto llamado "La casa dels Arbres", este espacio pretendía ser un lugar de encuentro para familias con niños de 0 a 3 años, un grupo de edad que cualquiera que sea padre sabrá que está bastante desatendido (ni plazas de guardería suficientes, ni actividades, ni parques realmente adaptados y sin peligros...). Al principio hasta salía a la calle a "buscar mamis" y poco a poco el "boca a boca" hizo que la afluencia a este pequeño espacio fuera incrementándose. Tanto que en 2003 se construyó un nuevo local, nuevas instalaciones mucho más amplias para dar cabida a las familias que demandaban el servicio. Este espacio estaba situado anexo a la guardería municipal que se inaguró en enero de 2004 y que tomó el mismo nombre del espai familiar, es decir "La casa dels arbres" (primero tomaron el nombre del espacio y ahora hasta el local!) Este espai estaba atendido en inicio por Rosa 3 o 4 mañanas por semana y la idea era que los niños tuvieran juguetes adaptados a su edad, estuvieran con otros niños, los padres tuvieran siempre un profesional con el que consultar dudas y otros padres para tener apoyo, poner en común situaciones que vivían con sus hijos... Tal fue la acogida del proyecto que pasaron a haber grupos de tarde que con la crisis y los primeros recortes fueron los primeros en suprimirse. También a través del espai se realizan excursiones al zoo, actividades adaptadas y sin olvidar natación una vez a la semana. El pasado martes nos comunicaron que la Generalitat ha suprimido toda la subvención a este espacio y el Ayuntamiento ha decidido cerrarlo, para todos los grupos, en todos los horarios y obviamente eliminar todas las actividades incluída la natación. Han suprimido todo el apoyo social al grupo de 0 a 3 años que actualmente teníamos en el barrio. Grandes profesionales se quedan en la calle, padres, tíos y abuelos que acompañan a los bebés se han quedado sin lugar de encuentro, sin el apoyo que allí recibían. Es obvio para todos que los tiempos que vivimos son duros, difíciles y la esperanza y la ilusión es lo que nos mantiene. El paro, los recortes, la falta de ayudas, cobrar menos cada año, aumento de impuestos... todo hace mella y desgraciadamente la sensación que acompaña al groso de la población es que siempre pagamos los mismos, que somos los grandes perjudicados. Se recogen firmas a través de Change.org, si pudiérais regalar dos minutos a firmar os lo agradeceríamos infinito. Lo que más nos preocupa es que por mucho que entendamos que es un momento difícil y haya recortes somos conscientes que por mucho que llegue una época de bonanza todo esto no se recuperará, por lo pronto rápidamente se ha cedido el local a la guardería adyacente con lo cual tememos que se ha perdido toda oportunidad de recuperarlo en un futuro. El martes fuimos a la piscina, ojalá pudiérais ver a nuestros pequeños nadadores, cómo ríen y chapotean y al comunicarnos el cierre de los espacios no hubo una sola de las personas que acompañaban a esos pequeños que no sintiera un nudo en el estómago y se le pusiera la carne de gallina.. Somos conscientes de que no depende directamente del Ayuntamiento, de que la situación es la que es, pero... ¿cómo quedarnos callados?. A pesar de todo mantenemos la esperanza, levantamos la cabeza y luchamos por los nuestros, en este caso por nuestros pequeños, de los que dependerá la sociedad cuando nosotros seamos mayores. Y ahora nos hemos quedado sin nada, no hay ni un solo espacio adaptado a ellos (ni bibliotecas como la de pl.Europa, que está especializada edad 0-3 años, las instalaciones son aptas, no hay colchonetas, cojines, ni suficiente material) El próximo día 21 es la fiesta de fin curso, el último curso, allí se verá claramente cuántas familias han hacen uso de estos servicios considerados "prescindibles", las mismas familias que estamos recogiendo firmas, escribiendo cartas al Ayuntamiento, etc. Queremos darle la mayor difusión posible a esta situación porque desgraciadamente son los más pequeños los que están pagando esta crisis y a veces, aunque los mayores queramos, es difícil mantener la esperanza de que, cuando les llegue el momento de ser el motor de la sociedad, les habremos dejado un mundo mejor.
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